Para detectar una faringitis, el especialista lleva a cabo dos procedimientos:
En primer lugar, se usa un instrumento luminoso para ver el estado de la garganta, además de los oídos y las fosas nasales. Además, se procederá a la palpación del cuello para comprobar si existe inflamación de los ganglios linfáticos y el especialista auscultará la respiración del paciente con un estetoscopio.
En segundo lugar, se realizará la toma de una muestra faríngea en la que el especialista frota un hisopo o bastoncillo estéril en la parte posterior de la garganta para obtener una muestra de las secreciones. Dicha muestra se analizará en el laboratorio para detectar si la causa de la faringitis es estreptocócica.
De esta prueba, se obtienen resultados a los pocos minutos, pero, a veces, es recomendable realizar una segunda prueba.
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